lunes, 26 de marzo de 2007

Triste ocaso de un rey imaginario o los vestidos del rey Didí

Había una vez un rey al cual timaron vistiéndolo con una tela imaginaria que sólo sería vista por personas muy inteligentes. El paseaba desnudo pero nadie se atrevía a revelar su verdadera condición por miedo a poner en evidencia su intelecto.
Hasta que la astucia de uno de sus súbditos, no pudo resistir a gritarle en la cara ¡el rey está desnudo! y quedó solo, encaprichado, refunfuñando y pateando piedritas.
Intentó someter a la Corte, se rodeó de obsecuentes, pidió el auxilio del cielo... pero ya era tarde. Su desnudéz lo desprotegía ante lo que todos estaban viendo en vivo y en directo. Esperaba que intervenga algo que pudiera mágicamente revertir su verguenza y salvarlo de las burlas. Estaba ensimismado y convencido que así tenía que ser.
Venían de todas partes a observar el ocaso, la resistencia y el humo que no dejaba divisar claramente desde el castillo lo que separaba la ficción de una realidad inquietante: nadie adulaba al rey, lo habían olvidado.
Sus seguidores se dispersaron raudamente, los pajes ya
no lo entretenían con cuentos y su rostro se iba humanizando casi como el de la gente que paseaba indiferente por las calles del reino.
Algunos hacían uso de máscaras y dizfraces tales como de: militante, acongojado, opinador e incendiario. Hubo quienes se escondían entre las sombras y otros que antes peleaban desde afuera por sacar al Rey, ahora se aferraba a las columnas y a la corona para no salir de escena. Muchos buscaron perderse en los laberintos y beneficiarse del silencio.
Mientras tanto se preparaba el camino para ocupar el lugar del rey, se recicló el sillón, se dió vuelta el bastón de mando para que lo que antes estaba abajo ahora subiera a ocupar la punta del cetro y se barrió mucho bajo las alfombras.
Como en un partido de ajedréz cambiaron de lugar las mismas piezas, eran las eternas figuras pero con nuevos movimientos. Una renovación insipiente dejó a la Corte preguntándose en espesa calma, como una nube que flota en el ambiente ¿Quién será el que pueda liberar al castillo del embrujo del poder? La eternidad y el mandato divino, deberían ser suspendidas en cuanto al poder se trate. Ya es hora que la Corte diga su verdad.


Publicado en DataRioja - Marzo 2007

2 comentarios:

Eloy Niño dijo...

Hola

te respondo un comentario que hiciste en mi blog

no estuve en ningun refugio de la montaña Monte Bello, desde ya que me gustaria conocer ese lugar.

Solo estuve deambulando sin lugar fijo en Sanagasta y encontre unas casas sin techo y ahi deje lo poco que traia. No fue buena idea porque esa noche hubo una tormenta fuertisima. Finalmente me estuve otra noche mas en una casa en construccion que amablemente me prestaron.

La Rioja es lo mas.

Marcos dijo...

Julian tenes toda la razon La Rioja es lo mas, que buena aventura la tuya.
Jime: que lindo, que placer leerte, gracias por pasar por mi blog.
Tu cuento me recordo a los politocos de turnos los señores K. Es momento que alguien les grite que estan desnudos ahora.
Besos muy buen blog!!